El primer socialismo by Gian Mario Bravo

El primer socialismo by Gian Mario Bravo

autor:Gian Mario Bravo [Bravo, Gian Mario]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias sociales, Historia, Política
editor: ePubLibre
publicado: 1998-01-01T00:00:00+00:00


La conexión

con el

cristianismo

Distintas corrientes del protosocialismo apelan a la religión o, en todo caso, a un cristianismo social, capaz de prender en las masas. El reclamo cristiano ejerce fuerza notable y atrae a gran parte del pensamiento protosocialista. Y ello acontece a pesar de que los diversos autores ortodoxos no se enfrentan a las iglesias reformadas ni mucho menos a la de Roma, sino que se limitan a ofrecer interpretaciones pro domo, en clave social, del Antiguo Testamento y sobre todo del Nuevo, de los Evangelios. Por contra en Inglaterra, y en un preciso contexto histórico, hacia la mitad del siglo diecinueve, una cierta ortodoxia viene recuperada por socialistas cristianos que están en contacto directo de un lado con sectores de la jerarquía anglicana en su acción social, y del otro con el tradeunionismo, cuyo «materialismo» denuncian, empero, así como critican igualmente el «racionalismo» de Owen y de otros exponentes del socialismo anticapitalista.

Especialmente el cristianismo primitivo, con su pathos minoritario y su tendencia a la emancipación de los miserables y los esclavos, condensa las motivaciones ideales de partida. El concepto de «caridad», sin las resonancias tradicionales, es asumido y reivindicado con ánimo subversivo. Surgida del cristianismo primitivo, de la enseñanza de Jesús y los Evangelios, la caridad debe retornar, remozada, a entronizarse en las sociedades en vías de industrialización, configurándose una y otra vez en instituciones asistenciales, de previsión, cooperativas, comunitarias, etc., a las que tengan derecho todos los pobres, o sea los trabajadores. Por otra parte, aun cuando los pensadores animados de espíritu evangélico no pretendan intervenir explícitamente en el problema de los límites al derecho de propiedad, afirman que es deber de quienes poseen bienes el ejercicio de la caridad, y no sólo voluntariamente, sino regulado por el Estado en interés común: se enciende aquí el debate sobre la beneficencia pública, con la primeras propuestas de configuración del Estado social. Todo ello puede ser llevado a cabo solamente en una sociedad de seres iguales, fundada en la justicia. El abad Félicité-Robert de Lamennais, antes uno de los portaestandartes del ultramontanismo, exige en pro de este objetivo, con bíblico y enfático lenguaje, paridad política y sufragio universal en La esclavitud moderna (1832) y Palabras de un creyente (1834), a fin de que el proletariado se valga de esos medios como camino hacia la emancipación.

Saint-Simon, por otra parte, propone desde 1825, en su Nuevo Cristianismo, la visión de una religión social (tras la que se advierte la preferencia por las iglesias luteranas), que tenga en cuenta la fe individual y las exigencias materiales del individuo. Afirma también, empero, el principio de la contraposición social en la historia, y en particular en la sociedad dominada por la propiedad privada de los medios de producción. En Nuevo Cristianismo, el pensador francés avanza las ideas relativas a la liberación del hombre-obrero respecto de su opresión material, a fin de obtener la emancipación empleando la religión como medio particularmente adecuado para conseguir ese objetivo, dado que la divinidad se manifiesta en la tierra a través de la justicia y la liberación del proletariado.



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